ESTILOS en ARTE

Para situarnos, queremos incluir en esta sección un pequeño repaso sobre los diferentes estilos de arte que pueden encontrarse en la Catedral.
La mayor parte de esta información se ha entresacado de la Enciclopedia Encarta.

1000-1160 : Románico: Conjunto de obras, predominantemente arquitectónicas, que se realizaron en Europa occidental desde aproximadamente el año 1000 d.C., hasta la aparición, en la segunda mitad del siglo XII, del estilo gótico.

El desarrollo de las bóvedas de piedra fue uno de los logros excepcionales de la arquitectura románica. La razón principal para el empleo de las bóvedas fue la necesidad de encontrar una alternativa a las cubiertas de madera de las estructuras prerrománicas, expuestas al fuego y la humedad.
Se utilizaron cúpulas, bóvedas de cañón semicirculares, reforzadas de trecho en trecho por arcos fajones o perpiaños (transversales al eje de la nave).
Estas bóvedas de cañón, podemos encontrarlas en la Catedral de Sigüenza, en la Girola y también en la Sacristía de las Cabezas (aunque son de un tiempo posterior, siglo XVI). Una de tiempo mucho anterior está en la planta superior de la Sacristía de Santa Librada y también podemos encontrar otra, en la Antigua Sacristía, en el Claustro.

La catedral

También se utilizaron bóvedas apuntadas y bóvedas de arista (cruce perpendicular de dos bóvedas de cañón).
Sin embargo, hasta el periodo gótico, no se consiguió una estructura de mampostería en la que los empujes de las bóvedas estuvieran contenidos exclusivamente por pilares exentos y contrafuertes.

Como las bóvedas de piedra eran más pesadas que las cubiertas de madera, se utilizaron muros más gruesos y columnas más robustas.
Se utilizaron contrafuertes: tipo de pilastras adosadas al muro, que soportaban las tensiones constructivas, que en el interior se correspondían con los arcos fajones. Entre contrafuerte y contrafuerte se colocaron los ventanales, normalmente estrechos.

En el estilo románico pleno, el uso de muros con contrafuertes y pilares macizos como soportes para las pesadas bóvedas de piedra produjo un modelo característico de edificio en el que la estructura se compone de unidades más pequeñas articuladas: crujías (los espacios de planta cuadrada o rectangular cubiertos por cada bóveda de arista). En el románico tardío, las crujías tendieron a ser tratadas como unidades fundamentales del edificio y estos espacios rectangulares se convirtieron en un rasgo característico importante del estilo imperante.

La solidez de las estructuras en piedra es otra de las características más notorias de la arquitectura románica. El espacio de las iglesias románicas era generalmente alto y estrecho, iluminado por ventanas de claraboya abiertas en lo alto de la nave central, bajo la bóveda. Las puertas y ventanas presentaban arcos de medio punto ligeramente apuntados. Estas aberturas fueron pequeñas y estuvieron decoradas con molduras, tallas y esculturas que se hicieron más ricas y variadas a medida que el periodo románico fue avanzando hacia su final.
Igualmente, las columnas interiores son de fuste liso, siendo sus capiteles, historiados con escenas bíblicas, animales y monstruos. Para el apoyo de arcos fajones (transversales) y formeros (longitudinales) se utilizan pilares cruciformes (más robustos que columnas), que con el tiempo pasarán a formar un haz de columnas o baquetones (en el gótico).
En la Catedral de Sigüenza, se pueden localizar muy pocos capiteles historiados pues la elevación de columnas se realiza en la época del protogótico, con capiteles de tema vegetal (influencia del cisterciense). En la sección de Fases de construcción, veremos alguna trompa (bovedilla semicónica) con figuras humanas en la zona del transepto (brazo corto de la cruz) sur.

Las iglesias basilicales de tres naves cubiertas por bóvedas de cañón se desarrollaron enormemente en Francia, sobre todo gracias a las órdenes monásticas benedictina y cisterciense, la primera originada por monasterio de Cluny, y la segunda encabezada por la abadía de Citeaux (siglo XI). La expansión de estas órdenes hizo que los métodos de construcción se difundieran por Europa.

En los condados del siglo XI, tiene lugar la construcción de una serie de edificios de estructura simple en los que se emplean las novedades arquitectónicas introducidas en Europa por los monjes cluniacenses, caracterizadas por el uso de un aparejo rústico, naves cubiertas con techumbres de madera o bóvedas de cañón, zonas absidiales en sus cabeceras, soportes en forma de columnas o pilares y fachadas torreadas.
Para que los fieles y peregrinos pudieran tener acceso a las reliquias, se creó la Girola, una nave circular que rodeaba el ábside o cabecera.
Todo ésto lo podemos ver en la Catedral de Sigüenza: fachada con torres y capillas absidiales inicialmente, que mas tarde se convertirán en una Girola.

La expansión de la orden cluniacense en España, la interrelación de las diferentes zonas geográficas a través de las nuevas vías de comunicación, la sustitución de la liturgia visigoda por la romana y el establecimiento de grandes rutas de peregrinación como el Camino de Santiago, ayudaron a la difusión del estilo románico pleno.

La catedral de Santiago de Compostela, construida sobre el sepulcro del apóstol Santiago el Mayor, se inicia el año 1075 bajo los auspicios del obispo Diego Peláez. Como iglesia de peregrinación, recoge en su distribución los precedentes de las iglesias francesas de Saint-Martin de Tours, Sainte-Foy de Conques, Saint-Sernin de Toulouse y Saint-Martial de Limoges. Se compone de una planta de cruz latina de tres naves, amplio transepto también de tres naves, cabecera con girola y cinco capillas absidiales, torres en su fachada occidental y tribuna en el interior. Su nave central está cubierta con bóveda de cañón, las naves laterales con bóvedas de arista y las tribunas con bóvedas de cuarto de cañón.

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En el área castellano-leonesa la peregrinación jacobea determinó la edificación de toda una serie de iglesias en la ruta hasta las reliquias del apóstol. En la colegiata de San Isidoro de León, de planta basilical con tres naves, tres ábsides semicirculares y bóvedas de cañón y arista, a cuyos pies se sitúa el panteón de los Reyes de Castilla, destacan además los arcos lobulados de influencia árabe que aparecen en el crucero. En San Martín de Frómista, se realizó una de las iglesias románicas mejor conservadas, con planta basilical de tres naves separadas por pilares cruciformes, tres ábsides semicirculares, un cimborrio de tambor octogonal sobre trompas cubierto con una cúpula y torres circulares en su fachada occidental. Otros conjuntos importantes son los monasterios de Silos y de San Pedro de Arlanza, ambos en la provincia de Burgos.

Antes de pasar a describir el siguiente estilo, el gótico, incluimos aquí una descripción de los diversos tipos de columnas y de sus componentes. Nos vendrá bien este simple repaso, cuando analicemos el interior de nuestra catedral.

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1140-1580 : Gótico estilo artístico europeo con unos límites cronológicos que oscilan entre aproximadamente el año 1140 y las últimas décadas del siglo XVI, según las áreas geográficas.

En contraste con la arquitectura del románico, cuyas características esenciales son los arcos de medio punto, las estructuras macizas con escasos vanos y las bóvedas de cañón o arista, la arquitectura gótica empleó el arco apuntado, agujas, chapiteles y gabletes (remates sobre la arcada), reforzando el sentido ascensional que pretende transmitir el edificio, amplios vanos con tracerías caladas para conseguir la máxima luminosidad y estructuras reducidas al mínimo.

Todas estas cualidades estilísticas fueron posibles gracias a las innovaciones constructivas, especialmente a la aparición de la bóveda de crucería.

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Las iglesias medievales poseían bóvedas muy pesadas, que obligaban a disponer muros gruesos y con pocos ventanales para soportar sus empujes. A principios del siglo XII los constructores inventaron la bóveda de crucería, que consiste en el cruce de dos arcos o nervios apuntados, que conforman una estructura resistente sobre la que se colocan los ligeros plementos o elementos de relleno que configuran la bóveda. Este sistema además de ligero y versátil, permite cubrir espacios de diversa configuración formal, con lo que posibilita un gran número de combinaciones arquitectónicas.
En la Catedral de Sigüenza la mayor parte de las bóvedas son nervadas, de crucería.

Aunque las primeras iglesias góticas adoptaron una gran variedad de formas, la construcción de las grandes catedrales del norte de Francia en la segunda mitad del siglo XII se benefició de las ventajas de las bóvedas de crucería. Con ellas se podían concentrar los empujes en los cuatro puntos del vértice y posteriormente apearlos por medio de los elementos sustentantes, que podían ser los pilares o columnas pero también el sistema de estribo y arbotante, un arco que transmite los esfuerzos tangenciales hacia un contrafuerte situado en el exterior del edificio coronado por un pináculo.
Los pilares tendrán un nucleo circular de piedra u hormigón recubierto de piedra, con columnas adosadas: baquetones.
Muchos de los pilares de la Catedral de Sigüenza, son de esta forma.

Como consecuencia, los gruesos muros de la arquitectura románica pudieron ser reemplazados por ligeros cerramientos con ventanales que permitieron la aparición de la vidriera y facilitaron que el edificio alcanzase alturas insospechadas. Así se produjo una revolución en las técnicas constructivas.

Con la bóveda gótica los edificios pudieron adoptar formas variadas. Sin embargo, la planta común de las catedrales góticas consistió en tres o cinco naves longitudinales, un transepto, un coro y un presbiterio, es decir, una composición similar a la de las iglesias románicas. Las catedrales góticas también mantuvieron y perfeccionaron la creación más genuina de la arquitectura románica: la girola, una estructura compleja que aparece en la cabecera del templo, generalmente de forma semicircular con un deambulatorio alrededor y al que se abren capillas radiales de planta semicircular o poligonal. Véase la catedral de Toledo.

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La organización de los alzados en el interior de las naves y en el coro también mantuvo los precedentes románicos. Por otro lado, los esbeltos pilares compuestos que separan las naves, con sus finos fustes elevándose a través del triforio hasta las nervaduras de las bóvedas, y el uso del arco apuntado en todo el edificio, contribuyen a crear efectos de verticalidad que constituye la expresión más intrínseca de la arquitectura gótica.

El objetivo prioritario de la organización exterior de la catedral gótica, con sus arbotantes y pináculos, fue contrarrestar el peso de las bóvedas. La fachada occidental o de los pies de la iglesia, por otro lado, intentaba producir un efecto de desmaterialización del muro a través de ricos recursos plásticos. La típica fachada principal gótica se divide en tres cuerpos horizontales y tres secciones verticales o calles, donde se abren las tres portadas que se corresponden con las naves del interior. Las dos torres laterales forman parte del cuerpo de la fachada y se rematan frecuentemente por agujas o chapiteles. Por último, el gran rosetón sobre la portada central supone un magnífico centro para la totalidad del conjunto.

La arquitectura flamígera se origina en la década de 1380; el estilo se consolidó en 1453.
Difundido por gran parte del continente, el estilo produjo sus frutos más elaborados en España. Sin embargo lo más característico del siglo XV español es la creación del denominado estilo hispano-flamenco, caracterizado por la fusión de formas flamencas y mudéjares. También recibe el nombre de isabelino o cisneros por corresponder cronológicamente con el reinado de Isabel I la Católica.
En la Catedral de Sigüenza, tenemos un ejemplo típico en la portada de la Capilla de la Anunciación o de la Purísima.

Entre los arquitectos más destacados de este último gótico cabe reseñar a Hanequin de Bruselas autor de la capilla de don Álvaro de Luna en la catedral de Toledo; Juan Guas, con el castillo de Manzanares el Real (Madrid), el palacio del Infantado en Guadalajara y el convento toledano de San Juan de los Reyes.

1190-1500 : Mudéjar denominación que engloba a todas aquellas manifestaciones artísticas que se desarrollaron en España desde finales del siglo XII hasta principios del siglo XVI. Su principal característica es el empleo de formas y técnicas de origen árabe en la construcción de obras en territorio cristiano.

Una de las particularidades más representativas del estilo mudéjar es la utilización del ladrillo, como material fundamental de la arquitectura, disciplina en la que no se crearon formas ni estructuras nuevas, sino que se interpretaron los estilos medievales.

1400-1600 : Renacimiento estilo artístico que se manifiesta en pintura, escultura y arquitectura en toda Europa aproximadamente desde 1400 hasta 1600.

Los dos rasgos esenciales son la imitación de las formas clásicas, desarrolladas en la antigüedad griega y romana, y la intensa preocupación por la vida profana que se expresa en un creciente interés por el humanismo y la afirmación de los valores del individuo.
Un ejemplo es el monasterio de El Escorial, complejo arquitectónico construido por deseo del rey Felipe II. En Toledo sobresale el hospital de Santa Cruz, encargado por el cardenal Mendoza, y el estilo conocido como cisneros en honor al cardenal Cisneros, que decora los interiores con artesonados y los muros con yeserías de ritmo geométrico.
Incluye el "quattrocento y cinquecento"

Dentro de esta manifestación artística existen dos tendencias: el plateresco que abarca los dos primeros tercios del siglo XVI, y el purismo, más sobrio y centrado en el último tercio del siglo.

1500-1570 : Plateresco, estilo artístico español que floreció durante el primer tercio del siglo XVI, que se corresponde con la primera fase del renacimiento.

Sus elementos característicos son las formas ornamentales de candelieri, grutescos, cresterías, bucráneos y putti (cupidos), las columnas abalaustradas rematadas con capiteles corintios o compuestos decorados de modo fantástico, los arcos de medio punto y también los carpaneles de tradición gótica, los medallones con cabezas clásicas en las enjutas de los arcos, las pilastras y los paramentos almohadillados.

Incluimos aquí una descripción de algunos de los elementos de una portada que nos vendrá bien como repaso, cuando analicemos las diversas portadas de nuestra Catedral de Sigüenza.
Hemos partido de la portada del Pórfido (en el rincón del Plateresco).

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Entre los ejemplos más destacados del plateresco en España cabe señalar el patio del hospital de la Santa Cruz (Toledo), obra de Alonso de Covarrubias, y la Universidad de Alcalá de Henares (1514-1553, (en Madrid).

1600-1750 : Barroco estilo dominante en el arte y la arquitectura occidentales aproximadamente desde el año 1600 hasta el 1750. Sus características perduraron a lo largo de la primera mitad del siglo XVIII, si bien dicho periodo se denomina en ocasiones estilo rococó.

Entre las características generales del arte barroco están su sentido del movimiento, la energía y la tensión. Fuertes contrastes de luces y sombras realzan los efectos escenográficos de muchos cuadros, esculturas y obras arquitectónicas. Una intensa espiritualidad aparece con frecuencia en las escenas de éxtasis, martirios y apariciones milagrosas.
La insinuación de enormes espacios es frecuente en la pintura y escultura barrocas; tanto en el renacimiento como en el barroco, los pintores pretendieron siempre en sus obras la representación correcta del espacio y la perspectiva.
El naturalismo es otra característica esencial del arte barroco; las figuras no se representan en los cuadros como simples estereotipos sino de manera individualizada, con su personalidad propia. Los artistas buscaban la representación de los sentimientos interiores, las pasiones y los temperamentos, magníficamente reflejados en los rostros de sus personajes. La intensidad e inmediatez, el individualismo y el detalle del arte barroco -manifestado en las representaciones realistas de la piel y las ropas- hicieron de él uno de los estilos más arraigados del arte occidental.
En la Catedral de Sigüenza, destaca el altar de la Vírgen de Santa María la Mayor, aunque quizás con excesiva decoración barroca.

La iglesia de Santa María la Real de Montserrat, de Sebastián Herrera Barnuevo, y la fachada de la catedral de Granada, de Alonso Cano, son buenas muestras.
Ya en el siglo XVIII la riqueza y fantasía decorativas alcanzan su apogeo con las construcciones de la familia Churriguera, especialmente en Madrid y Salamanca, así como también en la obra de arquitectos como el madrileño Pedro de Ribera y el gallego Fernando Casas Novoa, autor de la fachada del Obradoiro de la catedral de Santiago de Compostela.

1715-1774 : Rococó estilo pictórico y decorativo del siglo XVIII que se caracterizó por una ornamentación elaborada, delicada y recargada. El periodo del rococó se corresponde aproximadamente con el reinado de Luis XV, rey de Francia (1715-1774).

El estilo rococó se difundió rápidamente por los países europeos, particularmente por Alemania y Austria, donde se entremezcló con el barroco creando un estilo suntuoso y profuso, especialmente en iglesias y espacios sagrados.

En Francia dio paso al austero estilo neoclásico a finales del siglo XVIII y desapareció con el inicio de la Revolución Francesa en 1789 de manera repentina y por completo.

1750-1800 : Neoclásico, estilo artístico que se desarrolló especialmente en la arquitectura y las artes decorativas, que floreció en Europa y Estados Unidos aproximadamente desde el año 1750 hasta comienzos de 1800 y se inspiró en las formas grecorromanas.

Más que un resurgimiento de las formas antiguas, el neoclasicismo relaciona hechos del pasado con los acontecidos en su propio tiempo.

Los artistas neoclásicos fueron los primeros que intentaron reemplazar la sensualidad y la trivialidad del rococó por un estilo lógico, de tono solemne y austero. Cuando los movimientos revolucionarios establecieron repúblicas en Francia y en América del Norte, los nuevos gobiernos republicanos adoptaron el neoclasicismo como estilo oficial porque relacionaban la democracia con la antigua Grecia y la República romana.

El estilo neoclásico se desarrolló tomando como punto de referencia la excavación en Italia de las ruinas de las ciudades romanas de Herculano en 1738 y de Pompeya en 1748.

Ensalzando la noble simplicidad y el gran sosiego del estilo grecorromano, se instó a los artistas a estudiar y a imitar su eternidad y sus formas ideales.

El estilo evoca el rococó por su énfasis en la ornamentación de fachadas y un refinamiento a gran escala, incluso al adoptar los motivos de la antigüedad.

En la Catedral de Sigüenza, podemos señalar el pórtico cerrado y saliente de la fachada sur, en el que se abre la puerta del Mercado o de las Cadenas.

Las figuras más representativas de la arquitectura neoclásica española fueron, entre otros, Ventura Rodríguez (palacio de los duques de Liria), el italiano Sabatini, autor de la Puerta de Alcalá en Madrid, y Juan de Villanueva, que hizo el Museo del Prado de Madrid.


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